Un elepé titulado como “Romance Vallenato”, con la magistral interpretación de Alfredo Gutiérrez.
El hijo de Paloquemado, Sucre, inició su carrera discográfica en Discos Fuentes al participar en Los Corraleros de Majagual por invitación de Calixto Ochoa.
Por su talento, creatividad, musicalidad y dominio con el acordeón, lo buscaban las empresas discográficas, tanto en Colombia como en Venezuela. Por esos meses también comenzó su carrera de solista.
En ese año Alfredo aceptó la invitación de hacer parte de Los Caporales del Magdalena, creación de Codiscos y en donde participó en 106 canciones. Él, en esos años, grababa casi todos los días. Era inmensa su producción discográfica.
Pero en conversaciones con el doctor Álvaro Arango, en ese momento director artístico de la compañía, de hacer un elepé con paseos vallenatos, con canciones de nostalgia, cierta tristeza y despecho, Alfredo aceptó y comenzaron a seleccionar canciones.
En esos años Colombia contaba con estaciones de AM en radio, dos canales de televisión y eran, en total eran unos 20 millones de habitantes. Si bien es cierto el vallenato ya llevaba años dentro del panorama costeño, en muchas partes del país gozaban el fin de año con las canciones de Guillermo Buitrago, con los temas de Los Corraleros de Majagual y Los Alegres vallenatos de Julio Torres.
Los equipos de sonido del momento eran unos armatostes que tenían tornamesa y requerían de unas agujas para que la música pudiera escucharse a través de los surcos del elepé.
Cuando apareció Romance Vallenato, en los equipos de sonido se dejaba rodar de un lado a otro y luego se daba vuelta para repetir el ejercicio.
Cada tema llevaba una inclinación a cantar, a rememorar y hasta llorar. En las familias se organizaban pequeñas fiestas, en el interior del país y desde luego en la costa atlántica, las consabidas parrandas.
Infinidad de parejas nacieron con aquellas canciones. Fue el primer gran hit vallenato y, sobre todo, el primer elepé donde fueron éxitos todas sus canciones.
La selección comenzaba con “Ojos Indios”, compuesta por Alfredo Gutiérrez. “Tienes los ojos indios, como me gustan a mí, hechiceros y chiquitos, brillantes como el safir”.
Luego estaba “Los Novios” de Freddy Molina. Ya tengo tus besos ya soy feliz, al fin esta pena se pudo acabar. Ya tengo tu amor no hay pa' que sufrir, sólo quiero vida pa' poderte amar. Antes con mirarte recibía martirios, que sufrido fui para ser feliz. Y hoy que somos novios todo es distinto, un inmenso amor guardo para ti”.
Después venía “Corazón de Acero”, del gran Rubén Darío Salcedo. Tienes que tener el corazón de acero, porque no te das cuenta el desprecio que me haces, como sabes que te quiero, te burlas de mis pesares, Si tu corazón es fierro, yo forjaré a conquistarte, pero en ti está que el proverbio, que de un bien pagan con males”, estrofa que los amantes del vallenato, cantaban los asistentes a la fiesta.
El cuarto tema inolvidable era “La que se fue”, escrita por Alfredo Gutiérrez. Voy a tomarme unos tragos por la se fue. Aquella que me ha olvidado sin saber por qué. Será porque no me quiere o tal vez me quiera. Lo cierto es que a las mujeres no hay quien las comprenda, si uno las trata mal se quejan de día y de noche, si las tratan con bondad quieren dominar al hombre”.
No había quinto malo. “El amor” del propio Alfredo hacía llorar a más de uno. “El que no ha llorado por un amor, es porque nunca se ha enamorado, ese es el tesoro más anhelado que nos deja locos por la pasión”.
Seguía con “Ay Helena” de Rubén Darío Salcedo. Amo a los peces del mar
Amo a mi Dios, amo a la brisa, cielo y sol, amo a lo que Dios me da, amo a la luna, amo a las estrellas, amo aquel manto y la cuna, donde duerme Helena, amo el bello arcoíris, como yo te quiero a ti, pero tú no te decides, a quererme sólo a mí Cabellos cortos, de Alfredo Gutiérrez, se convirtió en un himno.
No te cortes el cabello, porque ahí está mi cariño, lo quieres tener cortico sabiendo que soy tu dueño. Y te buscaré por todo el mundo, mientras tu tengas el pelo largo, porque yo en ti vivo pensando con un cariño muy profundo.
Me dejaste solo una canción de José Garibaldi Fuentes, se dedicó a las muchachas quinceañeras de la época. “Me dejaste solo, muñequita consentida, pronto te marchaste, dejándome una honda herida, eras mi alegría, desde que fuiste chiquita, mucho te quería, porque tú eras muy bonita”.
Fue, en resumidas cuentas, el primer gran elepé en el cual todas sus canciones fueron éxito y sonaron en emisoras, parrandas y se quedaron en el corazón romántico de los colombianos.