Existía otro gran problema: la falta de producción de televisión. Entonces, el presidente Misael Pastrana Borrero y su ministro de Comunicaciones Carlos Holguín Sardi abrieron licitaciones para que empresas realizaran los programas para llenar las parrillas de los canales.
De esta forma, 27 empresas comenzaron a emitir espacios en los 3 canales.
Dentro de ellas quedó RTI, Radio Televisión Interamericana, comandada por Fernando Gómez Agudelo, considerado como el precursor de la pantalla chica en Colombia, quien, por encargo del general Gustavo Rojas Pinilla, laboró para originar la primera señal el 13 de junio de 1954.
RTI venía laborando ya para los canales de televisión desde 1963.
La televisión avanzó en esa década de manera considerable. El 13 de junio de 1974 se emitió por primera vez en Colombia una señal a color y fue gracias a la transmisión que hicieron Caracol, RTI y Punch del encuentro entre Brasil y Yugoslavia, en la inauguración del Mundial de Alemania.
En 1974, RTI produjo la novela “Vendaval” – basada en una historia sobre la controvertida Masacre de las Bananeras ocurrida el 5 de diciembre de 1928.
El argumento y los libretos los escribió Luis Serrrano Reyes, la dirección estuvo a cargo de Pepe Sánchez y un destacado elenco de actores y actrices –la gran mayoría del centro del país—recrearon la novela.
El gran Álvaro Ruiz, al lado de Ugo Armando y Julio César Luna acompañaron a las beldades María Eugenia Dávila, Amaro Moreno, Karina Laverde y a la jovencita Amparo Grisales que tenía su tercera participación en novelas. Antes lo había hecho en “La María” y “Caminos de gloria”.
La novela tuvo gran sintonía y los medios de la época resaltaron el esfuerzo de la programadora.
En Bogotá estudiaba Derecho Pedro García Díaz, joven e intrépido cantante, compositor, poeta, relacionista, promotor e impulsor del vallenato.
Pedro fue el primer cantante vallenato – nació en el corregimiento de Atanquez de Valledupar—que se reconoció en Bogotá. Formó parte del famoso grupo “Los Universitarios” –al lado de Álvaro Cabas, Esteban Salas, Pablo López y Nazario Zabaraín — con el cual marcaron una historia vallenata en Bogotá.
Cuando crearon el departamento del Cesar, fueron “Los universitarios” los que amenizaron la parranda en el Capitolio Nacional. Por esas gradas se oyeron, por primera vez, las notas con acordeón, guacharaca y caja con canciones mostrando el sabor del folclor vallenato.
“Los Universitarios” organizaron parrandas en casas donde vivían estudiantes universitarios que llegaban de Valledupar. Entre ellos estarían también personajes como Alfonso “Poncho” Zuleta, Emiliano Zuleta y Jorge Oñate.
Pedro García – el hombre que cuando cantaba siempre decía “gracias”— era el promotor del vallenato en Bogotá. Asistía a los tres programas que había en la radio bogotana: El Todelar con Miguel Granados Arjona, Radio Juventud con Carlos Melo y en el radioteatro de Radio Santa Fe presentaban a los nuevos grupos.
Por esos años Pedro García asistía a las reuniones de la Sociedad de Autores y Compositores Sayco, hablaba con las disqueras para llevar más grupos a grabar.
Pero también ejercía como Comisario de Policía en una inspección de Bogotá. El trabajo funcionó hasta cuando pudo, porque un día fue despedido porque no llegó a laborar. Pudo más una parranda que el oficio, pero como la escritura y la canción podían más, compuso “La muerte del inspector”.
Pedro García bien pudo ser el hombre del millón de amigos. Jaime Arturo Guerra Madrigal, uno de los grandes promotores discográficos de Colombia, fue uno de ellos y en la disquera Orbe le grabaron la primera producción vallenata de Pedro, quien llamó al rey Alberto Pacheco Rey para que le acompañara en el acordeón.
Se movía Pedro en la música, los medios, la política y gracias a su amistad con el productor, locutor y animador Lenín Bueno Suárez --Leabus-- llegó a Sonolux donde grabó con el grupo que conformó: “Los cañaguateros”.
“Vendaval”, un paseo del propio Pedro García, “La negra Carmen”, “Parece una flor”, “Tristeza india”, Morir y resucitar”, “Adiós compadre”, “La Provinciana”, “Canto a la Sabana”, “Amor callada”, “Noche clara”, “Caño lindo”, “Faustino”, conformaban una producción que de inmediato Pedro García Díaz promocionó.
Pedro supo que pronto RTI presentaría la novela “Vendaval”. Habló y le aceptaron que su canción estuviera como presentación de la novela.
El trabajo cautivó a los espectadores, aunque no comprendieron cómo un grupo de actores “cachacos” contaban una historia netamente costeña. El samario Franky Linero y el monteriano Ronald Ayaso eran las cuotas costeñas de la producción.
No obstante, todos querían ver a la joven Amparo, fulgurante estrella.
Gracias a Pedro García Díaz la televisión tuvo sabor costeño en una novela.