El Auge de la Música en Colombia: Discos, Artistas y Radio

Música, discos y difusión.

 

El principal obstáculo que tuvieron los empresarios para impulsar la tarea fue la Segunda Guerra Mundial. 

Las empresas que hacían las prensas cambiaron su objetivo por el de fabricar armas o material para los enfrentamientos.

Tanto músicos como grabadores debían hacer esfuerzos para grabar en Buenos Aires, Nueva York, México o Santiago de Chile. 

Allá enviaron también los trabajos para que los prensaran y, además, no había en Colombia fabricación de aparatos para hacer sonar los discos.

De todas formas, con la firma de la paz, las cosas volvieron a su cauce y la demanda de discos aumentaba considerablemente. 

En 1953 surgió en el país, el acetato de larga duración. Tema que abría más posibilidades para escuchar música y en este mismo año, empresas como Codiscos, montaron su propio estudio de grabación.

Don Antonio Fuentes trasladó en 1954 su sede para las grabaciones y cuatro prensas desde Cartagena hasta Medellín, de tal forma, la ciudad se convirtió en la capital discográfica de Colombia, con el trabajo que desarrollaban Codiscos, Sonolux y otras pequeñas.

En Bogotá, “Manufacturas Ajover” y en Cali, Discos Victoria comenzaron a imprimir también los discos. Una legislación nacional impuso impuestos a las importaciones de los discos e hizo que la producción nacional aumentara el trabajo. En 1958 se conoció el primer gran hit de la industria. 

Se trató de la venta del tema de la Billos Caracas Boys, de autoría del maestro tulueño Edmundo Arias, titulado “Juanita Bonita” que alcanzó las 40 mil copias.

Fue el primer gran hit discográfico.

En Bogotá, la canción española “El último couplé” alcanzó las 4.500 copias vendidas en un mes.

Las empresas entonces tenían un repertorio internacional proporcionado por gigantescas empresas como Odeon y London, entre otras, pero la producción nacional debía rebuscar entre el talento nacional. 

Discos Fuentes encontró una línea muy especial que le dio los dividendos posibles: la música costeña. 

Don Antonio creó Los Corraleros de Majagual con figuras como Calixto Ochoa, Alfredo Gutiérrez y César Castro acompañados por un grupo de músicos que venían de grupos y orquestas de Sucre, Córdoba y Bolívar.

El 3 de diciembre de 1960, luego de una travesía con Calixto Ochoa en la cual casi pierden las vidas, pero luego, entre un ron y otro, pasaron la pesadilla de ese viaje, Alfredo Gutiérrez, en medio de una resaca, escuchó el zureo permanente de una paloma guarumera.

Después, con calma, comenzó a escribir el tema que fue interpretado con Los Corraleros de Majagual, grabado en los estudios de discos Fuentes y un éxito luego a nivel nacional.

Con “La Paloma guarumera” despegó la carrera artística del gran compositor y el impulso de la música costeña con acordeón.

Las disqueras contrataron a personas dedicadas única y exclusivamente a buscar y escuchar talentos. 

La radio tuvo un crecimiento gracias a las producciones que les llegaban para completar la programación. Los artistas comenzaron a tener presentaciones en verbenas, pequeños conciertos, en fiestas patronales y de fin de año.

Muchas emisoras, como Radio Guatapurí en Valledupar sirvieron para que los disqueros escucharan las nuevas composiciones, charlaran con intérpretes y vocalistas e hicieran los primeros contratos.

El vallenato, desde luego, fue una de las líneas preferidas por las empresas para desarrollar su trabajo. 

El Festival de la Leyenda Vallenata sirvió de trampolín para impulsar, grabar y amplificar los temas. 

Las competencias servían para la selección de canciones que luego serían éxitos en la radio.

Camilo Mendoza Santamaría, un comunicador social bogotano de la Universidad Javeriana, ingresó a Codiscos en 1975 luego de su paso como redactor de El Sigo y animador de varios programas de Todelar.

Invitado por el maestro Álvaro Arango –de gran oído y gusto para las canciones—y por Humberto Moreno, talentoso hombre de la industria con ideas claras sobre su desarrollo, llegó a la empresa con el objetivo de impulsar el recién creado sello Costeño.

Recuerda sus trabajos con Aniceto Molina, Luis Enrique Martínez, los primeros discos de El Binomio de Oro y de una extensa nómina de cantantes y compositores vallenatos.

Cuando regresó a Bogotá fue contratado por don Francisco Montoya, dueño de Discos FM para que manejara su departamento de promoción.

Además de lanzar, entre otros al grupo Menudo y Los Carrangueros de Ráquira, hacerle promoción a decenas de figuras como Raúl Santi,Gretta y Galy Galiano, debía impulsar un sello llamado “Vallenato”.

“Fue algo genérico. Le mandamos hacer un logo con colores azul y naranja y allí grabamos a varios artistas, pero uno, muy importante, fue Alfredo Gutiérrez. Transcurrían los primeros meses de 1980 y en unas semanas vendría el Festival de la Leyenda Vallenata de Valledupar. 

Tuve una idea para promocionar la música en ese encuentro. Fui a Valledupar, hablé con los organizadores del Festival de la Leyenda Vallenata y les dije que hiciéramos La noche del Festival y que yo llevaba al rey vallenato Alfredo Gutiérrez a la Plaza Alfonso López para que cantara gratis”.

--¿Gratis?, respondieron en coro.

--Sí, como parte del programa del Festival.

La idea gustó y desde ese momento se instituyó que además de las competencias, algunos artistas fueran a cantar.

Años después, por trabajo de Fernando López, se presentó “La noche Codiscos”, con lo mejor del repertorio vallenato del momento.